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sábado, 24 de agosto de 2013

A la orilla de la chimenea



Puedo ponerme cursi y decir que tus labios
Me saben igual que los labios que beso en mis sueños,
Puedo ponerme triste y decir que me basta
Con ser tu enemigo, tu todo, tu esclavo, tu fiebre tu dueño
Y si quieres también puedo ser tu estación y tu tren,
Tu mal y tu bien, tu pan y tu vino, tu pecado tu dios tu asesino,
O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.

Puedo ponerme humilde y decir que no soy el mejor
Que me falta algo para atarte a mi cama,
Puedo ponerme digno y decir toma mi dirección
Cuando te hartes de amores baratos, de un rato me llamas
Y si quieres también puedo ser tu trapecio y tu red,
Tu adiós y tu ven, tu manta y tu frío, tu resaca, tu lunes, tu hastío,
O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda

Y si quieres también, puedo ser tu abogado y tu juez
Tu miedo y tu fe, tu noche y tu día
Tu rencor, tu porque, tu agonía

O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar que suba la marea.
O tal vez ese viento que te arranca del aburrimiento
Y te deja abrazada a una duda, en mitad de la calle y desnuda.
O tal vez esa sombra que se tumba a tu lado en la alfombra
A la orilla de la chimenea a esperar...


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