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sábado, 11 de enero de 2014

Libro recomendado: Primavera con una esquina rota



Confieso mi absoluta devoción por Mario Benedetti. Mis amigos lo saben. Si usted, que está leyendo esto, no es mi amigo, se lo cuento: Amo a Benedetti. Lo amo porque me gustaría escribir como él sobre el amor. Si definir el amor ya es una cosa complicada, imagínese escribir de ese sentimiento. Benedetti lo hace como nadie.

Primavera con una esquina rota” se llama el libro. Hace poco había leído “La Tregua”, entonces pensé: “Si este libro es la mitad de bueno que La Tregua, me doy por pagada”. Lo busqué, y resulta que está agotado. “Ese libro no lo va a encontrar”, me dijo un vendedor de una de las tantas librerías que recorrí. No me quedó otra que dejar de lado la tontera (?) del derecho de autor y bajarlo de Internet (cosa que ustedes también pueden hacer, aquí).

La historia se desarrolla en la época en que Uruguay estaba en dictadura (1973-1985). Santiago, preso político desde hace 5 años, escribe desde su celda cartas a su esposa (de la cual está más enamorado que antes de ser detenido), Graciela, a su padre, Rafael y a su pequeña hija, Beatriz. Benedetti desarrolla el relato a seis bandas, ya que cada capítulo está dedicado a una persona, a los que hay que sumar Rolando (amigo de Santiago), y él mismo, que cuenta su propia experiencia de exiliado.



Resulta que la distancia no es en vano. Que la imposibilidad de tocar, acariciar, consolar, de simplemente mirar, deja heridas, y lo peor, cicatrices. “Hace aproximadamente dos meses que no tengo noticias tuyas. No te pregunto qué pasa porque sé lo que pasa. Y lo que no”, le escribe Santiago a Graciela en el primer capítulo. ¿Cómo mantener vivo el amor con alguien que no puedes ver?, Graciela no pudo, y el libro cuenta también su lucha por, primero aceptarlo, y luego explicarlo, al padre de su esposo (Rafael), y al amigo (Rolando), del cual ahora está enamorada.

Además de gustarme el estilo que ocupó Benedetti (la prosa), me agradó que en esta historia no hay personajes malos (bueno, excepto los milicos uruguayos… ¿O los milicos en general?). No hay blanco o negro, sino matices, muchos matices que llevan a que una mujer se enamore del amigo de su esposo preso, que ese amigo le corresponda, y que exista la disyuntiva de qué hacer. ¿Enviarle una carta a la cárcel y decirle que ya no lo ama?, ¿Esperar a que salga?, ¿Y por mientras empezar la relación, o ocultar los sentimientos? (¿Se puede ocultar los sentimientos?).

A todo esto hay que sumarle el gran personaje que es Beatriz, una niña encantadora que idolatra a un padre que prácticamente no conoce, pero que espera con ansias volver a ver, y el trabajo que hace Benedetti para explicar lo que se siente ser un exiliado político. Las inevitables fracturas que el ser obligado a irte de tu país generó en la sociedad uruguaya (buena, y en las sociedades latinoamericanas que pasaron por algo similar). Un relato emocionante, divertido, en ocasiones triste, pero que de una extraña manera llena el alma y te deja con un nudo en la garganta.



Por último, leí que algunos criticaban el final “inconcluso” del libro, pero yo creo que aquellas personas no entendieron la idea. El final de la historia está en el libro, solo hay que prestar mucha atención y admitirlo. 

Don Mario, usted es un crack.

Extracto del libro (Página 13): 


“¿Te das cuenta de que te extraño?, Pese a mi capacidad de adaptación, que no es poca, ésta es una de las faltas a las que ni mi ánimo ni mi cuerpo se han acostumbrado. Al menos, hasta hoy. ¿Llegaré a habituarme? No lo creo. ¿Vos te habituaste?”. 


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