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jueves, 14 de abril de 2011

El chileno "entiende" por decreto.


¿El ser humano es tonto?, sí, lo es. Se supone que nuestra capacidad de razonar nos hace superiores al resto de los seres vivos, pero sinceramente, hace tiempo que creo que estamos al final de la escala. Resulta que si alguien nos dice que algo es peligroso o nos puede afectar nuestra salud, o más aún, atentar sobre nuestra vida, deberíamos ser capaces de alejarnos de aquello. Pero no, a la mayoría le da lo mismo, y cuando ese peligro finalmente te "destruye", le echamos la culpa a todo el mundo. 

Ejemplos de lo que estoy hablando: Supongamos que hay un vaso de agua en una mesa. Usted llega, la curiosidad lo "mata" y se lo quiere beber. Yo le digo que no lo haga, porque si usted lo consume, su cuerpo pedirá seguir tomándolo y eso deteriorará su salud de manera paulatina. Terminará con cáncer, problemas respiratorios y a su vez afectará la salud de los demás. ¿Cuál sería una respuesta sensata?, "que no lo tome", está pensando usted, ¿verdad?. Pero apuesto a que fuma...

Como gran parte de la población no entiende, hay que comenzar a legislar leyes. Y no precisamente porque nos importa que una tropa de porfiados se quiere enfermar gratuitamente, si no porque después, esos enfermos necesitan atención médica que implica costos para el Estado. Primero se legisla la venta del cigarro, luego la publicidad del producto y los recintos donde se puede fumar. Pero como aún así la gente no entiende, se debe comenzar a prohibir el fumar en espacios públicos y cerrados. Y quiero subrayar la palabra prohibir, porque es, al parecer, la única manera de lograr que la gente "entienda"

Otro ejemplo: En Chile en estos momentos se está discutiendo la ley que regula el consumo de comida chatarra. La idea es exigir que las empresas rotulen con la información precisa estos alimentos, que la publicidad no utilice a niños y que se prohíba la venta en colegios y universidades. Las dos primeras exigencias me parecen más que razonables, pero ¿prohibir la venta? O sea, ¿los parlamentarios me van a imponer qué es lo que debo comer y dónde hacerlo?. El problema de fondo, los altos volúmenes de obesidad, no se combaten prohibiendo las comidas. Esto se logra, primero, incentivando el deporte en la población. Porque usted no saca nada con consumir todo light, si no se mueve. Las clases de educación física en los colegios son fundamentales, además de la construcción de parques y la organización de torneos comunales. En segundo lugar, los padres deben dejar de evadir sus responsabilidades. Son ellos los que deben dar el ejemplo a sus hijos. Son ellos los que deben preocuparse por las colaciones y la alimentación de sus niños. Porque aunque el paquete de papas fritas venga bien rotulado, y diga que contiene un alto porcentaje de sal, los escolares lo va a comprar igual, si es que no existe una educación de comida saludable. 

¿A quién no le gusta comerse uno de estos de vez en cuando?

Cuando usted hace un tuti-fruti en su casa, ¿sus hijos se lo rechazan?. O cuando le hace jugos naturales, ¿le hacen el quite?. La respuesta es no. La idea es dar alternativas, que los establecimientos que venden alimentos en Colegios y Universidades no ofrezcan un mismo producto. Insisto, la solución no es prohibir, porque además, se está atentando contra la libertad de las personas. El alcohol y el cigarro también son dañinos para la salud, ¿deberíamos prohibirlos también?

La ley que obliga el uso del cinturón de seguridad es otros ejemplos de que el ser humano no entiende si no le imponen. Se ha dicho en todos los tonos que el uso este elemento implica que tras un accidente de tránsito usted podría salvar con vida. Pero aún así la mayoría no lo usa, y ya se está planeando sacar una ley que obligue a las personas a usarlo en los buses (porque a pesar de que varias empresas ofrecen este servicio, la gente no los utiliza porque son "incómodos"). Muchos parlamentarios, con el fin de salir en televisión mostrando que hacen algo, impulsan estos proyectos de ley que prohíben y obligan, sin detenerse a pensar qué es lo que verdaderamente produce un cambio: ¡EDUCAR!

En resumen, en este país se "entiende" por decreto. Para las situaciones más sencillas hay que sacar una ley. La próxima vez que usted escucho eso de "el hombre entiende con palabras", piénselo de nuevo, porque la mayoría de las veces NO es así. 


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