El resentimiento del barcelonismo
contra el madridismo es gigantesco. La rivalidad entre Barcelona y Real Madrid
va más allá del fútbol, es un tema político que no es tan simple de entender ni
de explicar. Yo, madridista no española, lo he podido notar desde hace 14 años,
cuando me hice hincha del Madrí (aunque yo digo que siempre lo fui, pero no lo
sabía).
El primer partido que vi, por el cual
me hice hincha, fue cuando Luis Figo volvió por primera vez al Camp Nou, pero
ahora con la camiseta “merengue”. La victoria “blaugrana” pasó a segundo plano.
Una cabeza de cerdo (!!) cayó al campo de
juego, decenas de pancartas con insultos para el jugador, y cada vez que el portugués se
acercaba a las galerías, parecía que se lo iban a comer. Me llamó la atención
el odio, profundo, hacia Figo, cuyo único “pecado” había sido cambiarse de
equipo. Está bien, el fútbol es pasión, y ningún hincha le tiene aprecio a un
jugador que se marcha al máximo rival, pero la actitud contra Figo era extrema,
era un profundo ODIO.
Después, con el paso del tiempo,
comencé a entender que el Madrid es el mejor equipo de España, y el más ganador
de Europa. El Barcelona, por el contrario, era un equipo que siempre había
vivido a la sombra del poderoso “merengue”, de ahí el resentimiento. Además,
los catalanes le tienen bronca a Madrid, porque supuestamente los “oprimen”, y
todo un tema histórico que no manejo al detalle, porque no soy española.
Las 9 Copas de Europa del Real Madrid |
En los últimos años, el equipo “culé”
ha vivido un auge incuestionable, que lo ha tenido en la cúspide y ganando los
principales trofeos, tanto en España como en Europa. El hecho de ya no estar a
la sombra del Real Madrid, y ahora ser el máximo protagonista, debería ser
suficiente para mantener tranquilo el ego “culé”. Sin embargo, el resentimiento
hacia el máximo rival es están grande, que el Barcelona apela a otros aspectos
para intentar imponerse.
Primero, quisieron hacerle creer
al mundo que ellos inventaron el “buen fútbol”. Nunca ningún equipo había
jugado tan bien como el Barcelona de Guardiola. Cualquier equipo que no
intentara copiar su estilo estaba atentando contra este deporte. Xavi Hernández
se encargaba de desacreditar a cada rival que los lograba vencer, porque “no
tenían el mayor porcentaje de posesión” (tema sensible en este Barcelona, “la posesión”),
y ganar de esa manera es un pecado, debían pedir perdón.
Además, Messi es el mejor jugador
de la historia solo por ganar con el Barcelona, a pesar de no haber levantado
una Copa del Mundo o de no haber conseguido una Copa América. Da lo mismo, lo
importante es que está en el Barcelona, “el mejor equipo de la historia”. A
todo eso, súmenle que tenían al técnico más caballero que ha
existido jamás: Pep Guardiola, el Premio Nobel de la Paz del fútbol, que nada
tiene que ver con José Mourinho, el representante del lado oscuro de la Fuerza,
que ooohhhhh, casualmente era del Real Madrid.
El Barcelona comienza a presumir
de “Valores”. Siempre dando lecciones de cómo se debe actuar. De cómo se debe
jugar. Enseñándole al mundo el “verdadero fútbol”. Ya no solo se estaba imponiendo
a su máximo rival en lo futbolístico, sino que ahora en lo moral. “Más que un
club”, y esas vainas.
Pero todo esto no era suficiente
en Barcelona. El ego “culé” seguía inquieto. Había que ir por más. Si hay algo
en que no han podido imponerse nunca al Real Madrid es en el poder de marketing
del equipo “merengue”. Eso Florentino Pérez lo maneja a la perfección, y el
conjunto de la capital española año a año pelea el primer lugar del equipo “más
rico” del mundo. Entonces, en las oficinas del Camp Nou pensaron que había que
dar el golpe. Atacar el punto que, probablemente, más le dolería a Florentino. Y
fueron por Neymar.
El delantero brasileño era la
última joya del fútbol mundial. El Real Madrid estaba interesado y había
preguntado por su precio. Como contó el presidente “blanco”, después de conocer
todos los detalles de la negociación, y de hablar con el Santos, se dieron
cuenta que cerrar la operación “ponía en peligro el equilibrio de la
institución” y no lo hicieron. 150 millones de euros le salía al Real Madrid
comprar a Neymar Jr…
Ahí apareció el Barcelona.
Quisieron dejar como tonto (o gilipollas, ya que estamos hablando de equipos
españoles) a Florentino Pérez. “¿Que tú no puedes fichar a Neymar?, pues
nosotros sí, y solo por 57 millones de euros”, dieron a entender los dirigentes
“culés”. Además, por intermedio de sus panfletos “Mundo Deportivo” y “Sport”, vendieron
la mentira de que el jugador aceptó menos dinero, porque “prefería jugar en el
Barcelona, junto a Messi. Era su sueño”. El equipo catalán le robaba a su
máximo rival la última gran promesa del fútbol. Los “valores” se imponían a la “máquina
aplanadora y derrochadora de dinero” que es el Real Madrid, que luego fichó a
Gareth Bale por 90 millones de euros.
El Barcelona formaba su equipo
con poco dinero, mientras el Real Madrid lo derrocha, habiendo tanto pobre en
el mundo. El “bien” (Barcelona) le ganó al “mal” (Real Madrid), y el ego “culé”
ya no daba más, iba a explotar.
Pero lo que explotó no fue el
ego, sino la mentira. Si bien el verso de los valores se les ha ido cayendo de
a poco, y Messi ya no es taaaan buena persona, la verdadera bomba fue el
estallido del “caso Neymar”. Como se viene especulando desde hace varios meses,
Barcelona no pagó 57 millones por el delantero, sino mucho más. Un socio del
Barcelona presentó una querella por supuesta apropiación indebida, el Fiscal admitió
la querella y comenzó la investigación (pueden entender todo el caso en esta nota de ABC). Tras decir que estaba dispuesto a ir a
declarar, el presidente, Sandro Rosell, dimitió de su cargo, sin mayores
explicaciones, y asegurando que lo hace “por el bien del club y su familia”.
En la conferencia de prensa donde
hizo oficial su salida, Rosell volvió a asegurar que el fichaje de Neymar costó
57 millones de euros, y que está todo en regla. Sin embargo, según el
periodista del diario El Mundo, Eduardo Inda, que tuvo acceso a los contratos, el
Barcelona pagó cerca de 100 millones de euros por el brasileño. Querían dejar como tonto a Florentino, pero la farsa
les estalló en la cara.
Recuerdo que el día de la
presentación de Neymar, en el Camp Nou, un hincha tenía un cartel que decía: “Florentino,
en Madrid no hay mar, ni Neymar”. Eso era lo que querían los culés. No pretendían solo contratar a un buen jugador, querían quitarselo al Real Madrid, sentir que se habían impuesto al rival, porque no les basta solo con que el triunfo sea
con goles. El resentimiento, esta vez, les jugó una mala pasada. Hoy, ese
hincha debe estar quemando la pancarta.
Para entender toda la rivalidad entre Barcelona y Madrid se debe vivir allí y sentir como se tratan unos a otros, conocer la historia y recién allí se logrará entender una parte.
ResponderEliminarYo viví en Madrid y soy culé y desprecio todo lo que Rossel hizo como presidente de FC Barcelona. Lo demás es parte del circo mediático que TODOS los clubes de fútbol del planeta se ven envueltos, es parte del negocio, porque para que estamos con cosas, lo deportivo hace años dejo de ser el punto de excelencia de la disciplina, ahora los números es mucho más importante.